La vieja polémica sobre cómo debería llamarse el continente tiene un nuevo ponente: el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Si nos definimos como Iberoamericanos, dejamos fuera lo
africano, lo francés y lo británico que hay en el continente. Si nos
llamamos Hispanoamericanos, queda fuera también lo portugués. Si
somos Indoamericanos negamos medio milenio de aportes
europeos, africanos y asiáticos en la construcción de América.
América Latina es el término cultural y geopolítico
universalmente más aceptado, pero que, sin embargo, nunca ha terminado
de convencer a algunos, quienes mantienen viva esta antigua
discusión sobre cómo llamar al Sur de América.
El más reciente participante en el debate, el presidente
Chávez, parece tener una clara respuesta: América Latina debería
denominarse Indoamérica.
"Eso de América Latina nos lo impusieron... Cada día, yo hablo
menos de Hispanoamérica, de Latinoamérica. ¡Indoamérica, Afroamérica,
eso es lo que somos nosotros", dijo esta semana en
Caracas durante la clausura del Congreso Bolivariano Indo
americano Jóvenes Guerreros Indígenas contra la miseria y el
imperialismo.
Su posición no extraña, considerando que Chávez tiene
inclinación por rebautizar. Por su iniciativa, en 1999 la nueva
Constitución le cambió el nombre a su país introduciendo el
calificativo de "Bolivariana" a la hasta entonces República de
Venezuela.
Americanos somos todos
Cuando estos territorios eran colonia española, su denominación común era de las Indias Occidentales,
para diferenciarlas de la India original a la cual creyó haber llegado Cristóbal Colón.
Pero la independencia trajo problemas lingüísticos reflejo de
los problemas políticos que implicó la inserción de los nuevos países en
la dinámica internacional.
"La patria es América", repetía Simón Bolívar quien, al igual
que los grandes líderes de la independencia, se definía a sí mismo como
"americano" a secas.
Claro que eso fue mucho antes de los Estados Unidos terminaran apropiándose en la práctica del nombre continental.
Hasta mediados del siglo XIX, las denominaciones de
Hispanoamérica o Iberoamérica vinculaban el continente con su pasado
colonial. Y luego siguieron siendo incentivadas en el siglo XX por
la España de Francisco Franco, renuente a perder su supremacía
cultural en la región.
Invento francés
Luego apareció el término América Latina, para algunos historiadores acuñado en una operación
geopolítica gestada desde la Francia de Napoleón III.
Lo de América Latina precedió la frustrada aventura militar
del Emperador Maximiliano I en México (1861), con la que los franceses
aspiraban crear una avanzada imperial en las naciones
recién independizadas.
El término incluía a Francia cuyo idioma, como el de España y
Portugal, tiene un idioma de raíz latina, y moderaba el legado cultural
ibero.
Servía además a los intereses anglosajones en la región: el de
los británicos, que buscaban aumentar su influencia, y el de los
estadounidenses, que querían impedir una reinstauración
española en las colonias perdidas.
Sin embargo, para el historiador venezolano Guillermo Morón,
el término fue realmente producto de la supremacía del francés, para
entonces la lingua franca, el idioma
universal.
"Para mí lo que impuso el nombre de América Latina fue un fenómeno eminentemente cultural", aseguró
Morón en conversación con BBC Mundo.
"En Hispanoamérica se afrancesaron mucho los procesos
culturales. Los grandes artistas e intelectuales iban a París a
estudiar", explicó y reconoció que siempre la lengua ha sido
herramienta de los imperios.
Haya, el primero
Indoamérica fue un término usado por el político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador de la
Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, origen del actual partido Aprista peruano.
En 1924, en México, Haya de la Torre fundó la revista
Indoamérica como órgano divulgativo del APRA, cuyos postulados eran el
antiimperialismo y la reivindicación de las clases deprimidas
del continente: clase medias empobrecidas, campesinos e
indígenas.
Con el término Indoamérica, Haya de la Torre distinguía a las poblaciones autóctonas americanas,
confundidas tras el "error original" de Colón.
Pero esa denominación reivindicativa encontró también
resistencia entre quienes la consideraron -y siguen considerándola-
"etnocéntrica" y hasta "racista".
"Hablar de Indoamérica es un absurdo. No podemos regresar a lo
que no somos", le dijo a BBC Mundo Morón, para quien el concepto deja
fuera la herencia europea, africana y asiática que,
junto a lo indígena, forma los países americanos.
Indoafroiberoamérica
Un cuestionamiento similar se le hace al término de Iberoamérica, Hispanoamérica o Latinoamérica cuando
se les acusa de ser excesivamente "eurocentristas".
Por eso una solución más incluyente podría ser la que plantea
el mexicano, Carlos Fuentes en la introducción de su libro Valiente
Nuevo Mundo, un compendio de ensayos sobre narrativa
hispanoamericana,
"Lo primero es que somos un continente multirracial y
policultural. De ahí que a lo largo de este libro no se emplee la
denominación América Latina, inventada por los franceses en el siglo
XIX para incluirse en el conjunto americano, sino la
descripción más completa Indo-
Afro-Ibero-América".
"Pero en todo caso, el componente indio y africano está presente, implícito", dice Fuentes, quien pese
a estar escribiendo sobre narrativa hispanoamericana no evita el vínculo entre cultura y política.
Aunque el término de Fuentes abarque más, no suena práctico en
estos tiempos celosos de la economía del lenguaje. Sería difícil que
llegara a sustituir una "marca registrada"
internacionalmente como es hoy el concepto político y cultural
que representa América Latina.
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